¿Qué significa el Éxito para un Cristiano?
El éxito es completamente
voluntario. Tú tienes permiso. Tienes luz verde para triunfar. ¿Qué significa
el éxito para un cristiano? Recuerda, la obediencia a las normas y enseñanzas
de la Biblia es sólo el requisito mínimo diario. Es el punto de partida, la
norma fundacional.
Por otra parte, el
éxito verdadero es el servicio máximo a Dios. Tu Padre celestial desea que
seas completamente, y que te conviertas en cada aspecto, en la persona que él
creó. Te animo a que busques alcanzar
más que una vida de mera obediencia y “buen vivir.” En cambio, lucha por
obtener una vida de éxito al servicio de los demás. ¿Estás obteniendo de la
vida todo lo que Dios tiene para ti? ¿Puedes tolerar ser bendecido más allá de
lo que has soñado alguna vez? La Biblia está llena de aquellos que son “más que
vencedores,” y ninguno de nosotros debería estar satisfecho con ser mediocre.
El éxito es la búsqueda
deliberada y cuantificable de metas escritas, elegidas en oración. Dicho de otra manera, eres exitoso
una vez que has comenzado seriamente tu expedición para aprovechar al máximo todo tu
potencial.
Entonces, el éxito no es un objetivo singular, y en
consecuencia, nunca puedes llegar a él completamente. En
cambio, el éxito es una
actitud intencional ante la vida que garantiza que seas un administrador fiel de tus dones y
talentos. Este
enfoque te obliga a crecer y desarrollarte. Te fuerza a abandonar tu zona de
comodidad, cincelar tu carácter y perseguir los sueños que Dios ha preparado
personalmente para ti. Mejor aún, el éxito es una actitud hacia la vida que
está completamente bajo tu control.
No depende de las circunstancias externas de tu vida sino de
la condición interna de tu alma. De modo que, teniendo en mente la definición
citada anteriormente, ¿tienes éxito en este momento? ¿Has orado por tus metas
antes de fijarlas?
¿Has puesto tus metas por escrito a fin de evaluarlas en una rendición
de cuentas? ¿Has tomado medidas cuantificables hacia tus metas? ¿Estás viviendo
el éxito ahora mismo? Si no, dedica algún tiempo a volver a examinar tu
concepto del éxito. ¿De dónde proviene tu definición?
¿La definición de quién estás usando? He descubierto que
distinguir entre las palabras logro, felicidad y éxito es un ejercicio útil
para formular mi propia definición. Considera estas tres preguntas:
¿Puedes ser exitoso
sin lograr nada?
¿Puedes ser una
persona de logros importantes sin ser exitoso?
¿Puedes ser feliz
sin lograr el éxito?
¿Cómo respondiste estas preguntas? Por supuesto, tu respuesta
depende de cómo definas el éxito. ¿Es tu definición estimulante, alcanzable y
está cimentada en la verdad bíblica? ¿O necesitas que todas las áreas de tu
vida sean perfectas antes de que te permitas experimentar la emoción del éxito?
Sé consciente de que una tendencia común es fijar un estándar de éxito casi
inalcanzable y a la vez crear un estándar de fracaso fácil de alcanzar.
Cuando crees una definición de éxito que te permita
experimentar la emoción regularmente, también desarrollarás la conciencia del
éxito. Y esta conciencia elevada tiende a promover aún más éxito —y un éxito
mucho mayor— en el futuro. El éxito genera el éxito.
Ahora es tu turno. Dedica un
momento a desarrollar un primer bosquejo de tu definición personal del éxito al
completar la breve frase que sigue a continuación. Probablemente la modificarás
varias veces antes de que encuentres la definición óptima.
Experimento el
éxito en mi vida cuando yo (o, si yo) . .
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Recuerda, el éxito es el proceso
continuo y proactivo de hacer tuyos los deseos de Dios, llegando a ser hoy un
poco más la persona que él diseñó que fueras.
Una vez que tengas una
definición fresca y constructiva del éxito, dedica un tiempo a adoptarla y a
creer verdaderamente en ella. Tienes que creer en ella para que funcione en tu
vida. Recuerda, el éxito es el proceso continuo y proactivo de hacer tuyos los
deseos de Dios, llegando a ser hoy un poco más la persona que él diseñó que
fueras. Creo que deberías considerarte exitoso en el momento en que hagas algo
para lograr una meta, fijada en oración, que has puesto por escrito. La suma de
Dios más las metas más tú mismo es una combinación insuperable.
Necesitas enfocar la atención
en alcanzar tus metas en lugar de poner atención a los obstáculos que tengas
por delante.
Una parte importante de la
vida es aprender a transformar tus desventajas en ventajas. Canalizar tu
energía espiritual, mental y física hacia el logro de metas significativas es
una inversión constructiva de tiempo.
Algunas personas son
naturalmente más inteligentes que otras. Algunas personas son más creativas que
otras. Algunos nacen en la pobreza, otros en riqueza. Algunos reciben mucho
amor y nada más, mientras que a otros se les da todo menos amor. Algunas
personas tienen mejor apariencia que otras. Algunos corren más rápido, saltan
más alto o patean más fuerte que otros. Algunos reciben la mejor educación y
aportan poco al mundo, mientras que otros tienen escasa formación académica y
sin embargo dejan una marca admirable. Algunos tienen metabolismos rápidos
mientras que otros deben hacer el doble de ejercicio para apenas mantener el
ritmo. Algunas personas están predispuestas a las migrañas y a la sinusitis
mientras que otras no . . . etcétera. Este fenómeno se llama la vida.
La verdad es que la vida, si
se la percibe como un juego de naipes, da manos buenas, malas y regulares. Y
cualquiera sea la que recibas, ¡debes jugarla! Puedes ganar con cualquier mano
y perder con cualquier mano. ¡Es sólo cuestión tuya cómo juegues! La vida está
llena de campeones que recibieron manos malas y perdedores que recibieron manos
fabulosas.
En
la vida, nunca recibirás una mano que, con la ayuda de Dios, no puedas cambiar a una mano ganadora. El éxito es para ti y para cualquiera que esté dispuesto a tomar la
iniciativa y pagar el precio.
Declaro éxito en tu vida!
Alberto Guzmán
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