SER,
HACER Y TENER
He
descubierto que hay problemas económicos porque se ignora la antigua ley del Proceso:
Ser, Hacer, Tener. Todo el mundo quiere algo que aún no tiene, pero muy pocos
se dan cuenta de que para «tener» antes
hay que «ser» aquello que desean.
«Primero di qué te gustaría ser y luego
haz lo que tengas que hacer», (Epicteto).
Para conseguir algo, primero tienes que pensar y sentir como si eso ya fuera
real; y comportarte como si ya estuviese en el proceso de llegar a ti. Tiene
sentido para mí. Por ejemplo, si una persona quiere tener prosperidad; primero
su mentalidad debe ser Próspera.
Y al hacer lo que hace una persona próspera, acabará manifestando la prosperidad.
Ser, hacer, tener; y no a la inversa, como algunos creen.
Otra de las causas de que haya problemas
financieros es que hay poca o ninguna educación financiera. Las personas solventes poseen una mejor educación
financiera que las insolventes. No académica, sino financiera. Si revisas la
lista de las personas más ricas del mundo comprobarás que no lo son debido a su
formación académica. Lo son por su actitud. Su actitud marcó la diferencia; y
sin embargo, cada día legiones de personas salen de su casa ávidas de diplomas
(se enfocan al 100% en la aptitud y cero % en la actitud). Ahora mismo me estoy
llevando las manos a la cabeza.
Los sistemas educativos nos preparan
para el fracaso financiero. Por
supuesto, sin mala intención, pero no son las intenciones lo que cuentan sino
los resultados.
Aceptemos
que la educación convencional, en lo que respecta a la libertad financiera, es nula. La siguiente lista es de personas que abandonaron la
universidad (porque allí no podían enseñarles lo que querían aprender), y como
verás no les ha ido nada mal: Richard Branson, Thomas Edison, Agatha Cristie,
Ted Turner, Mozart, Michael Dell, Steve Jobs, Bill Gates, Henry Ford, Amancio
Ortega...
Parafraseando a Einstein: el aprendizaje
está obstaculizado por la educación.
La
educación financiera debería enseñarse en la escuela desde primaria (¿estudiaste
asignaturas como «riqueza I» y «riqueza II» o parecidas? Yo no). Y por
educación financiera no me refiero a estudiar sesudas teorías, sino leyes
prácticas que cualquiera puede entender y aplicar en su economía personal. Los sistemas
educativos estimulan a estudiar para tener un empleo, pero la buena formación
financiera enseña a no necesitar un empleo.
Daniel
Pink, autor visionario, escribió en su libro Free Agent Nation: «El modelo
educativo de Estados Unidos es lo que yo llamo Modelo del pavo del Día de
Acción de Gracias: ponemos a los chavales en el horno de la educación formal
durante once años, hasta que estén bien hechos, y entonces se sirven a los
empleadores. Una minoría recibirá una cocción adicional, durante cuatro años,
en un College». Yo siento que he sido «gratinado» demasiado tiempo en el horno
equivocado. En mi caso, la facultad de ciencias económicas me entrenó para ser
un empleado (de cuello blanco), no un empleador ni un emprendedor (de cuello
dorado). Y en consecuencia, me empleé más años de los necesarios. He de
confesar que me he redimido. (Testimonio del Autor El Código del Dinero (Raimon Samsó)
Si
no estás ingresando lo que desearías, es porque hay algo sobre el dinero que
aún no sabes.
La siguiente causa de
tantos problemas financieros es que la mayoría de las personas no venden nada,
salvo su tiempo. Un trabajo
convencional consiste en una venta de tiempo bajo contrato: 40 horas semanales
a cambio de un salario. Y, prefiero decirlo cuanto antes, vendiendo tiempo es
imposible conseguir libertad financiera. Esta es la razón por la que los
ricos se hacen más ricos y los demás, incluida
la clase media, se hacen cada vez más pobres.
Como
sabes, el tiempo es limitado: no puedes trabajar más allá de 8, 10 o 12 horas
al día. Esto es un límite y por muy bien que se pague la hora, no se puede
vender más tiempo del que se dispone. Por eso los
ricos no venden su tiempo, no se emplean, sino que crean sistemas o negocios
para ganar sus ingresos.
¿Abrirías
una tienda con 8, 10 o 12 artículos en el estante nada más? Claro que no. ¡Menuda
caja resultaría al final del día! Pues eso mismo es lo que hace quien vende sus
horas. Tiene poco que vender y eso sale muy caro.
Un
trabajo convencional tiene ventajas, qué duda cabe, ¿verdad?, pero dos grandes inconvenientes:
a) limita severamente la libertad y b) es un límite a la prosperidad económica.
Un empleo sale muy caro. Por esa razón, en un determinado momento de mi carrera
profesional perdí todo el interés por tener un empleo. De pronto, necesité deshacerme
de él. Entendí que la libertad que buscaba no me la proporcionaría una promoción
interna, o el cambio de un trabajo a otro, sino un cambio radical de mentalidad.
¿No has notado que quienes apuestan por
lo seguro carecen de entusiasmo y sentido de propósito?
Puedes
ser muy bueno en lo tuyo y tener una pésima economía, porque vender tiempo es
un límite. En cambio no conozco ningún buen empresario, que sea muy bueno en lo
suyo, y que vaya justo. ¿La razón? Sus ingresos no están limitados. No es lo bueno
que eres en una profesión lo que marca tu éxito financiero, se trata de si
limitas o no tus ingresos. ¿Es que nadie se da cuenta?
Otra
razón por la que hay problemas económicos
es que, como todo en la vida, el dinero tiene un precio. Lo que ocurre es que demasiada gente
cree que puede conseguirse algo a cambio de nada. El millonario
americano Hunt dijo: «El secreto del éxito está en saber lo que quieres
y estar dispuesto a pagar el precio para conseguirlo».
Uno:
saber «el qué».
Dos:
pagar su «precio».
El dinero, como todo,
tiene un precio (que no todos quieren
pagar). El precio del dinero se paga básicamente con: coraje, creatividad,
paciencia, imaginación, pasión, disciplina, esfuerzo, persistencia, confianza,
voluntad de servicio y muchas otras cualidades que no todo el mundo está
dispuesto a desarrollar. Te diré algo invaluable:
siempre
que quieras algo en la vida, averigua primero cuál es su precio y luego págalo con
gusto. A mí me encanta pagar precios, es garantía de resultados.
Y finalmente hay problemas de dinero porque los problemas, en cierto modo, son naturales. Lo cierto es que todo el mundo tiene problemas
financieros, incluso los ricos, la diferencia estriba en el modo de
resolverlos.
Tratar
de evitar, o ignorar, los problemas financieros equivale a mantenerlos, porque los
problemas no se resuelven por sí mismos. En lo que toca al dinero, siempre digo
que tratar de resolver problemas financieros con dinero, y no con inteligencia
financiera, es un gran error.
Los problemas económicos no se resuelven con dinero sino con
creatividad. Mi deseo es que este artículo rompa viejos paradigmas sobre el
dinero. Deseo que el lector entienda que el dinero nunca es el problema y que
los problemas están en ciertas mentalidades sobre el dinero. Tratar de
conseguir una vida de libertad y riqueza llevándose mal con el dinero, no tiene
sentido. Cuando esto tan sencillo se comprenda se dará un paso de gigante hacia
la libertad y la prosperidad.
Declaro éxito en tu vida!
Alberto Guzmán
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